Walter Donway, antiguo editor de Cerebrum: el foro de Dana sobre la ciencia del cerebro, ha publicado ampliamente sobre la regulación de la atención de la salud en Práctica privada y Noticias del mundo médico. Fue fideicomisario de The Atlas Society durante mucho tiempo. En este artículo, distingue entre las prácticas corruptas actuales de algunas empresas estadounidenses y el hecho de ganar dinero de manera genuina.

1. Dos tipos de personas fundamentalmente diferentes operan en el mundo empresarial: aquellas que ganar su dinero con su propio trabajo y aquellos que conseguir dinero mediante favores del gobierno. Es la diferencia entre productores y saqueadores, o entre capitalistas y amiguistas.
2. A ambos se les llama «capitalistas», pero esa clasificación es errónea. Los productores son capitalistas porque fabrican y venden productos en un mercado libre. Los saqueadores no son capitalistas, ya que operan en una economía mixta, en la que los gobiernos otorgan subsidios y favores, otorgan exenciones fiscales y crean regulaciones asimétricas, lo que hace que los mercados no sean libres.
3. El capitalismo se opone a todas esas influencias y controles gubernamentales. En el capitalismo, el valor de una empresa depende únicamente de la calidad de su producto y de su valor para los consumidores, no de medios políticos artificiales.
4. La economía estadounidense ha estado plagada de amiguismo. Un ejemplo sorprendente fue la Gran Recesión de 2008, provocada en parte por las firmas hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, patrocinadas por el gobierno. Los dos gigantes hipotecarios, que recibieron protecciones especiales por parte del gobierno de los Estados Unidos y se vieron impulsados por la presión política, ayudaron a crear una enorme burbuja inmobiliaria que, con el tiempo, estalló.
5. Para deshacernos del amiguismo, que es criticado con razón por personas de la mayoría de las opiniones políticas, debemos identificar la raíz del problema, que es la creencia de que el uso de la fuerza gubernamental está justificado en asuntos económicos.
6. Por lo tanto, para crear una sociedad más justa, en la que el éxito de todos dependa de su productividad y no de sus conexiones, necesitamos una separación constitucional del gobierno y la economía.